Lo intenté pero no pude. Me parece ilógico que dentro de mi manera de pensar tenga que admitir como normal un desfile militar, un canto a la guerra, un canto a la monarquía, e incluso con matices, un homenaje a las viudas y familiares de aquellos soldados que murieron empuñando sus armas, en lo que nos quieren vender como “misiones de paz”.
Yo canto a la paz, a la universal, a la total, a la paz de no violencia, del desarme, a la heroica de Jesucristo, de Ghandi, de Becket, de Teresa de Calcuta, de Ellacuria, de Luther King, a la del oprimido por sus ideas, raza, o religión, a la del indocumentado, a la del pobre, a la del marginado, a la del educador, misionero, medico, voluntario, a la del científico investigador que busca mejorar nuestra calidad de vida. Ya se que voy contracorriente, me parece triste este desfile, como aquellos de la época franquista denominados de “La Victoria ”, o los de Corea del Norte, en conmeracion s de su régimen.
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