sábado, 16 de octubre de 2010

La pelota en Bilbao. Los Guisasolas

Los Guisasolas y el Vista Hermosa.

Los Begoñeses y el Zabalbide.

Homenaje a Don Rafael.

La dinastía de los Begoñeses empieza realmente en Juan Mata, ya que jugaba a pala en el frontón descubierto de Zabalbide, transmitiendo su cetro a su yerno José Antonio Guisasola, más conocido por “Antón”, padre de los Begoñeses I, II, III, y IV, que después de cubierto el frontón, lo convierte en verdadera academia de pelota instruyendo concienzudamente a sus hijos en el conocimiento del juego.
Los Guisasolas eran oriundos de Markina, gentilicio que adopto un primo de los Guisasolas Bilbao, como se relata posteriormente
Por eso son los Begoñeses, los primeros palistas propia y exclusivamente dedicados como profesionales a esa actividad.
Los Begoñeses fueron muy precoces. Juanito el I, el Begoñes por antonomasia, debutó a los 15 años, Miguel el II, a los diecisiete; Rafael el III, a los catorce, e Higinio el IV, a los dieciséis, llamado también el Petit Begoñes
Los hijos de éste último (Jesús el V a los dieciséis, y el VI, Iñaki, y Jon el VII) antes de cumplirlos.
Teóricamente los cuatro primeros begoñeses, según los datos que poseemos se deberían apellidar Guisasola de la  Mata, en lugar de Guisasola Bilbao
Juan Guisasola Bilbao. Begoñes I. Nació el 5 de julio de 1.890 y debutó en el Euskalduna, el 15 de agosto de 1.905 con 15 años acompañado de Goikoetxea contra Mentxaka y Altube. Era un morrosko con mucha muñeca, con un gran dominio de la pala y un nuevo sentido del juego. Hasta entonces la única preocupación de los palistas era pegar fuerte y atrasar. Juanito comprendió todo el valor de la colocación de la pelota y se esforzó en dominar su dirección.
Fue el introductor del sotamano como arma de ataque, cambiando la fisonomía del juego, dándole viveza, movimiento y perfección técnica.
 Enrique Abril dijo de él “fue a la pala lo que Cervantes al idioma castellano”.
Al igual que sus hermanos Miguel, Rafael e Higinio, fue instruido en el juego, en el frontón de Zabalbide, por su padre Antón y por su abuelo Gabriel Mata. Los Begoñeses fueron los primeros palistas propia y exclusivamente dedicados como profesionales a esta actividad. Demuestra en el juego mucha muñeca (como todos los Begoñeses), un gran dominio de pala y un nuevo sentido del juego. Siguiendo las inspiraciones y el sentido artístico de su padre, descubrió cosas tan lejos de la creencia y de la técnica primitiva, como la colocación del tiro de pelota, la utilización a todo juego del "sotamano", cuya busca era fundamental, contradiciendo el concepto que de esta jugada se tenía, relegándola a pura y apurada defensa. Concibió la posibilidad de devolver rebotes, cosa hasta entonces tenida fuera de posibilidad. Se fijó también en detalles inadvertidos hasta entonces: la valoración especifica de la pelota, la disposición del mismo instrumento, modificando y estilizando la forma de las primeras palas y compensando su distribución de pesos. Juanito jugaba también a remonte en el Jai Alai de San Sebastián. A los quince días de debutar riñó su primer encuentro individual contra Abadiano mayor, y más tarde contra Txikito de Abando y Cantabria (contra este último conquistó el campeonato). En Logroño jugó a pala un mano a mano contra Pequeño de Elgoibar. A remonte también jugó un desafío contra Errezábal. Ganó en el Euskalduna y perdió en San Sebastián. Fue el primero que instauró esta especialidad en el Euskalduna, en un partido que jugó con Pasieguito contra Tacolo y Mardura. Sus mejores tiempos fueron los años 1908 a 1912. Cuando vinieron a la cancha sus hermanos Miguel y Rafael, constituyeron multitud de veces parejas imbatibles, incluso contra tríos

Miguel Guisasola Bilbao. Begoñes II. Pasó por la cancha con menos ruido. Recio y fornido, aunque atado de piernas. Se caracterizó por su saque tremendo, ejecutado con perfección técnica, cogiendo la pala muy baja, y dándole un sesgo endemoniado.
Rafael Guisasola Bilbao. Begoñes III. Gran personalidad artística. Según  “Aitona” fue el mayor genio de todos los de su dinastía, y el que más elegantemente ha jugado de muñeca. Sus devoluciones de pelota pasada, tanto de derecha o de izquierda, a bote o a sotamano, componían una figura de gran belleza plástica. Al soltar el palazo imprimía un imperceptible  refuerzo de muñeca que hacían salir a la pelota, con inesperada violencia.
Fue homenajeado por la afición madrileña el 15 de mayo de 1.945
Higinio Guisasola Bilbao. Begoñes IV. Fue el más flojito de los hermanos, los de la primera hornada, diferenciándose de sus tres hermanos mayores incluso en su constitución física. Era más blando de pegada y de cintura. Tenía una portentosa izquierda.
Primo de estos cuatro, e hijo de una tía, actuó como profesional con el nombre de Markinés. Palista que se retiró en el Novedades barcelonés en 1.936, ya que al no ser muy bueno, le ofrecieron el puesto de juez, y lo aceptó
Jesús Guisasola Ramos. Begoñes V. Recordando las actitudes y posturas de sus tíos, Juan y Rafael.
Iñaki Guisasola Ramos. Begoñes VI. Zurdo natural. Su padre le ataba esta mano a la cintura, con el fin de que aprendiera a darle con la derecha. Salió más a las escuelas de Rafael.
Jon Guisasola Ramos. Begoñes VII. Un fuera de serie., junto a otros grandes de la época. Oroz III y Amorebieta IV. Cuando debutó era una especie de ametralladora y más de uno temió que no sería nuca el artista que luego fue durante muchos años. Maduró pronto, y se cumplió el pronóstico de su tío Juan, que confiaba en él.
El frontón Zabalbide fue construido a finales del XVII, con la forma primitiva de una simple pared izquierda y el frontis
Inicialmente conocido por Vista Hermosa. Descubierto, más tarde cubierto e iluminado.
En la guerra del 76, causó en él grandes destrozos y lo dejó en ruinas.
En 1.879 Juan de la Mata, abuelo de los” begoñeses”, lo restauró y construyó un tendido de asientos de madera, para que el público, pudiera presenciar a los mejores manomanistas.
 Foco de la pelota aficionada, aunque se organizaban sesiones de profesionales.
En 1.896 le dotó de techumbre José Antonio Guisasola, padre de los pelotaris.
Las características no eran las más apropiadas para jugar a pelota.
El techo salía a ras de la raya superior del frontis, forrado de madera para que la pelota se deslizara con cierta suavidad al pegar en él, bien en su recorrido de ida o vuelta. Recubierta exteriormente con tejas. Así y todo esto contribuyó a fomentar la afición en un clima tan lluvioso como el de Begoña, pasando jóvenes y viejos aficionados, así como jugadores de renombre.
Las localidades eran escasas e incómodas.
De este frontón salieron además, los Ochoa, Azurmendi, Abásolo, Inza, Zabalbide...


Del homenaje a Don Rafael extractamos algunos datos, cualidades y características resaltadas por Juan de Irigoyen en su discurso.
Los primeros pasos del juego de pala en Bilbao se iniciaron a mediados del XIX, en la Universidad de Deusto, pasando a Bergara, Durango y al Zabalbide de Begoña
Los primeros palistas, tenían un cierto tipismo, de su origen del pelotarismo de mano. Cantabria, Ignacio Vildósola,  y Ambrosio Perea, otros procedían de la cesta. Arakistain, “Pasiego”, Txikito de Abando.
Durango, frontón castizo, se iniciaron unos ensayos con muchachos tenaces, cuna de futuros palistas.
Los hermanos Eraso fueron los primeros en hacer exhibiciones de pala, llevando el juego del país a la corte.
El primer campeonato para aficionados se organizó en el viejo frontón “Jai Alai”, por la sociedad” Sport Vasco” en el 1.903. Premio Rodríguez Arzuaga, ganado el cronista y Paco Ajuria.
Los “pioneros” del juego de pala se limitaban a empalar y pegar, siendo los Begoñeses los que cambiaron el juego.
Recuerda a los amigos de “Campos de Sport de Ontxena” Los Otxandiano, Allende, Alber, Elorduy, Gobillar.

J.L.L.

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